sábado, 6 de octubre de 2012

Tres consejos para las primeras semanas de tu bebé


Marcia Hornok

1. Encontrar un horario. Sabiendo que la mayoría de los recién nacidos nacen con su propio horario, me propuse descubrir los ritmos naturales del día de mi hija. Usando un planificador diario, anoté cuando dormía, comía y se quedaba despierta mi hija. De esta manera, yo era capaz de identificar y posteriormente mantener su horario – notando primero un patrón después de dos semanas.
2. Tranquilizar a los hermanos mayores. Como amamantar a un recién nacido puede consumir mucho tiempo y yo no quería que mis otros hijos sintieran que el nuevo bebe tenía toda mi atención, durante los tiempos de alimentación hacia a mis hijos traer libros y los leíamos juntos en el sofá mientras yo amamantaba.
3. Poner al bebé a dormir. Para ayudarme a calmar a mi pequeña en su cuna después de alimentarla, le calentaba la cama. Una forma de calentar la cunita es con una almohadilla térmica,siempre quitando la almohadilla de la cuna y apagándola antes de acostarla.

Este artículo aparece originalmente el número Verano 2011 de la revista Thriving Family. Derechos de autor ©  2011 porMarcia Hornok. Usado con permiso. ThrivingFamily.com

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Lactancia, el poder de la mente



Temas como lactancia y adopción, lactancia materna y sus beneficios en momentos de estrés crítico y lactancia ante cirugías estéticas como reducción o levantamiento de busco, son sólo tres aristas que nos ofrece este excelente artículo. De la mano de Ingrid Broitman  usted podrá conocer los casos de tres valientes mujeres que retaron los mitos y se animaron a dar de mamar sin miedos, ni tapujos.



Ingrid Broitman es nutricionista egresada de la Universidad de Costa Rica. Durante muchos años se ha dedicado al campo de la consejería en Lactancia Materna siendo una de las mejores en su campo en el país. Para dudas o consultas puede llamarla al 2291 4904 o visitar su página web 
http://lactanza.com

El destete definitivo

Cuando los niños crecen, las madres se empiezan a preguntar cuándo debe ser el destete, es decir, cuando deben de dejar de dar de mamar a los más pequeñitos de casa. Ingrid Broitman nos habla sobre ese momento en el siguiente enlace 




Ingrid Broitman es nutricionista egresada de la Universidad de Costa Rica. Durante muchos años se ha dedicado al campo de la consejería en Lactancia Materna siendo una de las mejores en su campo en el país. Para dudas o consultas puede llamarla al 2291 4904 o visitar su página web http://lactanza.com

Mi bebé es mejor que el tuyo


Por Audra Charlebois
Traducido por Cristhiam Álvarez Rosales para Enfoque a la Familia

Desde que nació mi hija la he considerado la «bebé de mis sueños». Desde el primer día ella comió cuando tenía que comer, eructó cuando tenía que eructar y durmió cuando tenía que dormir. Cuando tenía seis semanas ya dormía bien en la noche. Me sentía muy orgullosa.
Un día conocí otro bebé cinco meses mayor que mi bebé quien todavía se despertaba varias veces durante la noche. «Qué dicha que no es mi bebé» -pensé - «Sus papás deben estar vueltos locos por la falta de sueño.»
Sin embargo, poco después, pasé un tiempo con otra familia cuyo bebé ya gateaba. El bebé era como dos meses menor que mi hija. ¿Por qué será que mi bebé aún no gatea? –me pregunté a mí misma. ¿Será que se está tardando en su desarrollo? ¿Será que hay algo que no anda bien?

Orgullo versus probar o demostrar
Es normal que los padres se sientan orgullosos de los más mínimos éxitos de sus hijos. Incluso durante el periodo del embarazo sonreí con orgullo cuando el doctor dijo que mi bebé estaba sana y fuerte, pero como madre primeriza también me sentí insegura de mí misma y comencé a observar otras familias para ver si estaba haciendo las cosas de la forma correcta.
Pude notar rápidamente que mi hija era más saludable que otros niños, tenía una naturaleza agradable y molestaba menos que los otros niños. También me di cuenta que aunque dormía bien no dormía tanto como su primo y me desilusionó un poco que no gateara tan rápido como el bebé de mi amiga.
Pronto mis observaciones evolucionaron en una competencia pasiva-agresiva. Empecé a comparar constantemente a mi hija con los niños que la rodeaban: su ropa, su dieta, cuánto babeaba. Nada escapaba de mi atención. Incluso los mismos éxitos de los cuales me sentía orgullosa empezaron a comerse mis pensamientos y se convirtieron en comparaciones eternas. Ya no adoraba a mi hija simplemente, ahora tenía que probar por qué ella adorable.
El daño de comparar
No soy la primera madre que experimenta este impulso. Isaac y Rebeca también compararon a sus hijos gemelos, Jacob y Esaú. Cada uno tenía su favorito, una competencia que llevó al engaño y a un conflicto amargo. De manera similar, en la historia bíblica, cuando Jacob tuvo hijos, su preferencia por José hizo que sus otros hijos se pusieran celosos, generaran odio, mentiras y un plan para matarlo.
La competencia hace que los hijos se enfrenten entre ellos, que los padres se enfrenten con los hijos y que los padres se enfrenten el uno con el otro. Si mi hija ve que yo la comparo con otros niños, probablemente aprenderá a hacerlo. Me da temor pensar que mi hija tratará a otros con desprecio porque piense que es mejor que ellos. He visto adolescentes que crecen con vidas dobles evitando desesperadamente el escrutinio de un padre al que nunca pudieron satisfacer. He sido testigo de la destrucción que pequeñas competencias pueden ocasionar en las amistades, las familias y los matrimonios.
Un Dios incomparable
A veces siento que estoy peleando una batalla imposible. A pesar que ruego al Señor para que quite de mi corazón este horrible hábito, todavía me veo haciendo comparaciones. Pero Dios me ha ayudado a entender algo que me da esperanza: No soy perfecta y tampoco lo serán mis hijos, sin embargo Jesús sí lo es. Irónicamente, esa comparación de la perfección de Cristo y mi insuficiencia no me hace sentir miserable. En su lugar, cuanto más tiempo paso observándolo, más me parezco a Él. Me siento segura al saber que Él me ama a pesar de mis fallas y que nunca me critica cuando me quedo corta.
Mi esperanza es que conforme me asemejo más a Él pueda transmitirle esa seguridad a mi hija. Quiero que el valor de ella provenga de Él, no de la cuenta que yo haga de sus éxitos en comparación con los de otra persona. Quiero que ella se regocije en quien ella es y que no se estrese por lo que ella no es.
Los malos hábitos son difíciles de quitar y seguro tendré que luchar contra las ganas de comparar por el resto de mi vida. Solo necesito recordar que mi trabajo como madre va más allá de llevar a mi hija a través de una serie de hitos en su desarrollo. El éxito de la crianza no viene por comparar los éxitos de su hijo, sino por presentarle a un Dios que no tiene comparación.


Este artículo apareció por primera vez en la edición de octubre del 2008 de la revista Focus on the Family. Derechos de autor© 2008 Audra Charlebois. Todos los derechos reservados.
Encuentre el artículo original ublicado en inglés en el Sitio Web: www.thrivingFamily.com

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¿Cómo ser padres ejemplares para los hijos en las finanzas?



¿Cómo lograr tener un buen balance y ser papás ejemplares para los hijos en las finanzas? Este tema es de suma importancia dentro de las familias, por eso, de la mano de nuestros amigos de Enfoque a la Familia les compartimos este vídeo






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Comportamiento y estrategias de 0 a 3 años


Por Shana Schutte

¿Tratas de hacer un plan para que tu pequeño vaya al baño? ¿O tal vez sólo te gustaría terminar una comida sin ninguna sillita de comer y travesuras? Padres de niños pequeños, continúen leyendo para obtener el consejo experto del Dr. Kevin Leman.
Existen dos cosas que todas las personas en el mundo hacen: comer e ir al baño. Estas pueden ser también dos áreas desafiantes para los padres. Si eres el padre de un niño una niña pequeña, te debes preguntar cómo puedes hacer para que tu hijo, o hija, use la bacinica y cómo hacer que se queden en su sillita de comer durante los tiempos de comida. Aquí hay algunas ideas del libro: Ten un nuevo niño para el viernes, del Dr. Kevin Leman, autor, orador y psicólogo infantil.

Planes para aprender a ir al baño
En América celebramos muchas cosas: victorias de fútbol, matrimonios, cumpleaños e inclusive las victorias de enseñar a tu niño a ir al baño. ¿Enseñar a tu niño a ir al baño? Exactamente, esta es toda una conquista. Una tarde mientras veía televisión, un popular psicólogo entrenaba a una pareja sobre cómo animar y elogiar a su niño, lo que resulto en que el niño estuviera entrenado para ir al baño en menos de 24 horas. 
¿Asombrado? ¿Envidioso? ¿Desearías tener este tipo de éxito con tu hijo? No te preocupes; ¡mantén la esperanza! Si estás listo para que tu pequeño(a) bebé deje los días de pañales y comience a usar la bacinica, aquí hay unas ideas para ayudarte. Podrías no obtener resultados en 24 horas, pero si obtendrás resultados que les harán felices a ti y a tu pequeño.
El Dr. Leman ofrece estas sugerencias simples para poner en marcha un “Plan para ir al baño”:

-Busca señales que sugieran que tu hijo está listo para entrenarlo para ir al baño. Si tu bebé hace preguntas sobre ir al baño y te imita cuando tú vas, estas son señales solidas de que está preparado. Y estar preparado es muy importante. El Dr. Leman advierte a los padres que tratan de imponer a sus hijos el entrenamiento para ir al baño cuando no están listos que terminaran peleando una batalla perdida.
-Incrementa las recompensas para alentar a tu hijo, con algo como comprar ropa interior de “niño grande” o “niña grande.”
-Consigue una bacinica pequeña que este cerca del suelo. Después, cuando tu hijo pregunte sobre el servicio, el Dr. Leman dice que puedes mencionarle casualmente que ese es uno que él puede usar.
-Anima a tu niño diciéndole que él puede hacerlo todo por sí mismo. Si eres el padre de un niño de dos años, sabes lo importante que esto puede ser; la independencia es algo importante a esta edad.
-No le preguntes a tu hijo cada cinco minutos si “tiene que ir.” Esto ayudara a crear un sentido de responsabilidad y confianza en tu niño para ayudarle a ser responsable de sus propias necesidades.
-Utiliza afirmación verba y alabanza. Cuando un niño va al baño, el Dr. Leman sugiere a los padres que digan algo como “¡Vaya! Mira lo que hiciste por ti mismo. ¡Es genial!” Sin embargo, él dice que no lo hagas parecer demasiado importante porque todos en el planeta son responsables de su propia vejiga.
-Recuerda que está bien si tu hijo no responde inmediatamente a tu plan para ir al baño. Si esto pasa, el Dr. Leman dice que simplemente guardes la bacinica y que la saques una o dos semanas después. Tal vez para entonces tu hijo estará listo.
-Mantén presente que no todos los niños están listos para el entrenamiento para ir al baño a la misma edad, pero entre los 2 y 2-½ años es típicamente un buen momento para empezar.
-Disciplina al niño holgazán. Si tu hijo está ocupado jugando afuera, no quiere tomarse el tiempo para entrar e ir al baño, moja sus pantalones y dice que “olvido ir” apégate a la regla del Dr. Leman que “cada uno puede usar solo un par de ropa interior por día.” Eso significa que tu hijo ya no podrá salir a jugar por el resto del día. Entonces, la próxima vez el recordara escuchar a su vejiga.

La sillita de comer y las travesuras
Recientemente pase por una cartelera que mostraba a un bebé en su sillita de comer, su cara manchada con algo pegajoso y rojo. Él se parecía al gato proverbial que se comió al ratón: completamente encantado y satisfecho.
Para los padres que enfrentan dilemas con el tiempo de comida con su “niño en la sillita de comer,” puede ser de todo pero no encantador y ni satisfactorio. De hecho, podría hacerte querer tirar la silla afuera.
 Aquí hay algunas sugerencias del Dr. Leman para lidiar con “la sillita de comer y las travesuras”:

-Recuerda que tu niño normalmente tomará un corto tiempo para comer. Si tu ya has alimentado tu niño en su sillita de comer, sin duda has aprendido que cuando tu niño o niña terminó de comer, terminó de comer. Y cuando termino quiere que lo bajen de inmediato. Por lo tanto, podría tratar de bajarse por sí mismo o empezar a tirar la comida, o sus platos. Mamás, papás, sean pacientes. El Dr. Leman dice que él no está tratando de ser travieso; el solo aprendió que cuando hace estas cosas, tú vienes corriendo. Por tanto, la clave para detener este comportamiento es observar a tu hijo y tomar nota cuando termina de comer. Luego, bajarlo inmediatamente antes de que las travesuras comiencen.
-Enséñale a tu niño que una vez que lo bajas de la silla, la comida ha terminado. Esto significa que no cedas si él quiere algo más de comer de inmediato. Sin meriendas. Nada extra. Has del tiempo de comida una rutina y él o ella comerá.
-No esperes demasiado de tu hijo. Recuerda que tu hijo o hija tiene un lapso de memoria muy corto y que es difícil para los niños y las niñas (especialmente para los más pequeños) sentarse por largos periodos de tiempo. Esto significa que si tú y tu pareja están planeando salir por una larga y relajada cena a uno de tus restaurantes favoritos, deberías pensar en contratar una niñera o cambiar los planes.
-No trates de apaciguar a tu niño. El Dr. Leman dice que algunos padres tratan de mantener a sus hijos callados en su sillita de comer antes de cenar para poder preparar la cena para todos los demás. El problema es que para cuando la cena esta lista, tu niño, o niña, ya está muy lleno para comer cualquier otra cosa. La respuesta es alimentar al pequeño o a la pequeña con lo que vayan a comer, siempre que sea posible.
Estas sugerencias para comer y para el entrenamiento para ir al baño parecen muy simples, pero ¡funcionan!

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Introducción de los alimentos al ritmo del bebé

¿Iniciando el proceso de ablactación o introducción de alimentos sólidos en la dieta de su bebé? Este artículo es para usted. Ingrid Broitman de Lactanza describe en el enlace a continuación cómo introducir los alimentos al ritmo del bebé.


                                           Introducción de los alimentos al ritmo del bebé



Ingrid Broitman es nutricionista egresada de la Universidad de Costa Rica. Durante muchos años se ha dedicado al campo de la consejería en Lactancia Materna siendo una de las mejores en su campo en el país. Para dudas o consultas puede llamarla al 2291 4904 o visitar su página web http://lactanza.com

¿Tenemos que dejar de comer frijoles al amamantar?

Nuestra colaboradora Ingrid Broitman, especialista en Lactancia Materna y Nutrición del Bebé nos comparte este interesante artículo sobre una de las preguntas más comunes que realizan las madres lactantes ¿puedo comer frijoles al amamantar? ¿le pueden provocar cólicos al bebé? ¿será esto sólo un mito? En el enlace a continuación está la respuesta





Ingrid Broitman es nutricionista egresada de la Universidad de Costa Rica. Durante muchos años se ha dedicado al campo de la consejería en Lactancia Materna siendo una de las mejores en su campo en el país. Para dudas o consultas puede llamarla al 2291 4904 o visitar su página web http://lactanza.com

miércoles, 30 de mayo de 2012

¿Cómo criar hijos responsables e independientes?


Por Sixto Porras

Director de Enfoque a la Familia

Introducción
Al principio los hijos necesitan protección, con el tiempo se sueltan poco a poco, y esto es lo natural. Los hijos deben pasar de la dependencia absoluta a la independencia absoluta, en un proceso ascendente de responsabilidades, libertades y desarrollo de inteligencias, habilidades y destrezas.
De ahí que ser padre y madre es una tarea muy compleja que va más allá de traer un hijo al mundo, es formar a una persona, e influir en su destino y en el desarrollo de su carácter, esto requiere paciencia, dedicación, valentía, firmeza y amor.
Tenemos alrededor de 18 años para formar carácter, desarrollar inteligencias y habilidades sociales en nuestros hijos. A los 18 años están eligiendo carrera profesional. Para este momento deben saber en qué son buenos, cuáles son principales inteligencias, y  cómo se ven invirtiendo su tiempo. Deben conocer su mapa interno, lo que les permite decidir carrera con asertividad. En estos años es donde también pueden elegir quién será su cónyuge para el resto de sus vidas. Esta decisión tiene implicaciones generacionales y de legado a la humanidad.
Desde la niñez y durante el resto de sus vidas, nuestros hijos eligirán sus amigos, es decir, las personas que más influenciarán en sus vidas después de sus padres. Al llegar el momento, deben elegir amigos sabiamente y para esto se requiere inteligencia social y emocional.  
Ahora bien, nadie nace aprendido en la desafiante tarea de ser padre o madre, y es natural que en algunas ocasiones se sienta temor ante tal desafío.
Algunas recomendaciones que le pueden ayudar a formar hijos e hijas responsables e independientes son:

1. Asigne responsabilidades de acuerdo a su edad:
  • Conforme van creciendo pueden asumir más responsabilidades sobre su propio cuidado y colaborar en el hogar, para esto es necesario que aprendan diferentes destrezas.
Por ejemplo, si ya tiene edad para atarse solo el cordel de los zapatos, enséñele a hacerlo por sus propios medios, permítale bañarse solo y vestirse por sí mismo, aunque a usted le parezca que la ropa no convine. Conforme crecen, también enséñele a colaborar en las tares al hogar; pueden poner la mesa para cenar, lavar los platos, limpiar los baños, sacar la basura, etc.
Estas responsabilidades les brindan sentido de pertenencia, y les permite sentirse útililes, importantes y necesarios. 

2. Fortalezca la autoestima de sus hijos e hijas
  • Es fundamental brindar a los hijos/as afirmación y no descalificación. Sea un apoyo en la buena formación de la autoestima de su hijo/a, que lo recuerden por su apoyo, y no por ser el primero en dudar de sus capacidades.
  • Expresar amor es otra forma de desarrollar su buena autoestima. Abrace a sus hijos/as, si nunca lo ha hecho, sólo acérquese y rodéelo con sus brazos. Después de la primera oportunidad, resultará cada vez más fácil. Un abrazo dice más que mil palabras y les hace sentir amados, aceptados, y apreciados.
 3. Tenga una buena relación con su cónyuge:
  • Un matrimonio saludable brinda estabilidad emocional a los niños. Los padres serán el referente de socialización para los hijos. Si ustedes se gritan en momentos de desacuerdos, es muy probable que sus hijos e hijas asuman la misma reacción ante un disgusto con su hermano/a.
  • Si el matrimonio se ha disuelto, de igual forma, es su ejemplo el que guía. Procure llevar una buena relación con su ex cónyuge, por amor a sus hijos/as, ya que es a partir de su modelaje que ellos/as aprenderán a sanar heridas.
  • Sea que esté casado, soltero, separado, viudo o divorciado, es el ejemplo de cómo se llevan las relaciones inter personales y familiares, lo que enseñará a sus hijos/as el arte de manejar en sus propias vidas el amor, la amistad y los desacuerdos.
4. Genere un ambiente de seguridad:
  • Las palabras tienen poder para producir vida o muerte, afirman o destruyen. Hágales sentir amados, aceptados y apreciados. Que nos escuchen decir lo que significan para notrosos. Constantemente exprese amor y aceptación. Ellos deben saber que estamos disponibles cuando nos necesiten.
  • Nuestros hijos necesitan saberse amados. Dele a su hijo/a la oportunidad de escuchar que su amor hacia él o ella es un amor que jamás dejará de existir ni menguará, que es incondicional por el simple hecho de ser hijo.
5. Establezca límites y reglas claras:
  • Establezca límites porque dan seguridad. Haga que sus hijos/as conozcan las reglas del hogar.
  • Establezca contratos con ellos donde todo esté claro, es decir, donde se conozcan por todos los miembros de la familia las reglas, las expectativas de comportamiento esperado, los motivos de recompensa y los de corrección.
6. Responda todos los por qué, porque les permitirá desarrollar criterio propio:
  • De esta manera ellos y ellas juzgarán por sí mismos la vida con una sana conciencia y valores definidos.
  • Es usual que no nos demos cuenta de lo que estamos enseñando a nuestros hijos/as, pero ellos y ellas tienen sus ojos en nosotros todo el día. Usted enseña sus criterios de vida cuando resuelve un problema, hace frente a un conflicto o se dedica a los asuntos más insignificantes en la casa o el trabajo. Esto demanda de usted una conducta coherente con los principios que enseña.
  • Permítale construir y expresar sus propios criterios. Así ellos podrán tomar decisiones adecuadas cuando ni papá ni mamá estén cerca para aconsejarlos. Por ejemplo, qué responderán cuando les ofrezcan drogas, alcohol o sexo.
7. Fomente una relación sana con la autoridad:
  • Autoridad, es sinónimo de un liderazgo que se respeta. La autoridad no se impone, se reconoce, la autoridad no intimida, inspira.
  • Educar no es imponer. Educar es inspirar un espíritu libre, capacitado para juzgar la vida por sí mismo. Si quiere estropear la oportunidad de desarrollar en su hijo la capacidad de creer en sí mismo, simplemente enséñelo a ser dependiente, hágalo todo por él, decida en todo y no le conceda ninguna participación en el proceso de aprendizaje. Pero si le concede amplia libertad para que participe plenamente en ese proceso, tendrá oportunidad de desarrollar valores que le permitirán transitar por la vida con acierto.
Los valores no se imponen, se modelan, y se inspiran. Los valores son la huella, que los hombres y mujeres que hemos amado y admirado han dejado en nuestras vidas. Indiscutiblemente nadie tiene más influencia en la vida de otro ser humano que sus padres.

8. Trate a sus hijos conforme a su etapa de vida:
  • Como niño cuando es niño, y como joven cuando es joven.
  • No se debe tratar a un niño o niña como si fuera un adulto, ni asignarle labores o trabajos que no sean propios a su edad.
  • Tampoco pretendamos comportamientos de adultos en ellos y ellas si no lo son, cada etapa es necesaria para su sano desarrollo. Por ejemplo, no lo ponga a correr cuando para su edad debería aprender a gatear; y a la inversa, no lo deje sólo gatear cuando para su edad ya debería empezar a caminar.
  • Si bien todos los niños, niñas y adolescentes desarrollan física y emocionalmente diferente, existe un promedio de tiempo prudencial. Si tiene dudas, consulte a un experto y otros padres experimentados que realizan una buena labor en la crianza de sus hijos/as.


9.  Ayúdeles a construir su propio proyecto de vida:
  • Permítales soñar y tener metas personales. Permítales recorrer el camino por ellos mismos. Es tan importante recorrer el camino, como alcanzar la meta, esto les ayudará a darse una idea del costo y gratificación de su esfuerzo.
Conclusión:
Criar hijos e hijas es formar sociedad, por esto puede decirse que el formar a los ciudadanos del país es una misión grande y retadora. De ahí que nuestro papel como padres y madres es insustituible, por eso la familia no puede ser reemplazada por ninguna otra institución, ya que su función como formadora de capital social (ciudades con potencial), su socialización, así como su tarea en la transmisión de cultura y valores es, por lo tanto, insustituible. En definitiva, la familia es el mejor lugar para criar hijos/as saludables.

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Superando dificultades después de una separación

Traducido por Cristhiam Álvarez Rosales para Enfoque a la Familia

Es característico de los padres solteros encontrarse con un número de situaciones estresantes en el proceso o después del divorcio. Algunos de los problemas y trampas comunes incluyen:

Depresión crónica de bajo nivel. ¿Se siente letárgico? ¿Las cosas que antes disfrutaba le parecen sin sentido? Si es así, puede que sea víctima de una depresión decepcionante, una que parece manejable cuando usted lo intenta un poco más. Esta condición disfuncional a menudo antecede a ataques de comida en exceso, alcohol, uso de drogas, ver televisión de forma compulsiva y navegar por páginas web inapropiadas. La prueba ácida: ¿Consume/mira/lee usted algo que no disfruta solo para desconectarse?

Inversión del rol padre-hijo. Perder a una pareja por divorcio o muerte puede llevar a los padres solteros a cambiar roles con sus hijos, volviéndose el hijo el que nutre y el padre, el “nutrido”. Los padres que se apoyan en sus hijos emocionalmente a menudo los separan de sus grupos de pares y desarrollan una mentalidad de “nosotros contra el mundo” que hace daño a sus hijos. Para las hijas, esta mentalidad puede comunicar que todos los hombres son malos y que no son dignos de confianza (“Mira lo que tu papá nos hizo a nosotras”). Para los hijos, puede ser incluso más dañino –como se ilustra en el siguiente punto.

Cuestiones de madre-hijo. Una mamá soltera puede tender a criar a su hijo como su anti-esposo, sin ninguno de los rasgos negativos de su antigua pareja. Para hacerlo, aísla a su hijo de la influencia corrupta percibida de su padre y se inmiscuye en la vida de su hijo. Su subtexto manipulativo: “Me lo debes”. A cambio, el hijo explota el sistema para sacarle todo lo que pueda. Aprende que conforme parezca estar bajo la aprobación de su madre, puede tener todo lo que quiera. Irónicamente, estos esfuerzo sobre controladores pueden originar lo que la madre se propuso aplastar. Con el tiempo, su hijo puede volverse temeroso de que cualquier mujer le diga lo que tenga que hacer en la vida. En el mejor de los casos, tendrá problemas abriéndose emocionalmente a las mujeres. En el peor, podría volverse enojado y violento hacia las mujeres, incluyendo su futura pareja.

Lo que puede hacer
Eludir las disfunciones comunes no es difícil ni quita tiempo. Solo mantenga estas estrategias en mente:

Exprese sus emociones con sus pares, no con sus hijos. Si sus hijos son su principal fuente de apoyo emocional, considere un consejero eclesial o un grupo de apoyo de padres solteros en su lugar. No escoja a una persona adulta del sexo opuesto que está pasando por la misma situación. Todas las personas son vulnerables cuando están heridas, y es fácil malinterpretar un oído interesado por un interés romántico.

Escuche los sentimientos de sus hijos. Al tratar de evitar sus propios sentimientos, algunas veces puede perder de vista a los que están a su alrededor. Tómese un tiempo regular con sus hijos para hablar sobre cómo ellos se sienten. Utilice el tiempo en que conduce el auto, el tiempo de irse a dormir o una salida en fin de semana para su sesión de escucha. Trate de resumir lo que les ha escuchado decir. Recuerde, este es un tiempo para entender a sus hijos, no para componerlos.

Mantenga su palabra. Los hijos pueden experimentar estrés porque no confían que otras personas –incluso sus padres– harán lo que dicen que van a hacer. Para reconstruir la confianza de sus hijos, mantenga sus promesas y sea puntual. Ser un padre predecible puede ayudarles a sus hijos a construir confianza y a curar la soledad.

Tome tiempo para el contacto. Abrazar, mecerse, acariciarse la mano y otros hábitos de afecto contribuirán para restaurar la confianza rota. Incluso los adolescentes pueden disfrutar de un masaje en la espalda en la privacidad de sus hogares. ¡No sea tímido!

Ore por sus hijos. Sea espontáneo. Ore cuando camine, cuando prepare el almuerzo, o cuando vaya en auto con sus hijos. Sea intencional. Cada mes, escriba sus oraciones y anote cómo Dios contesta sus solicitudes. De hecho, solo hay una regla para orar con y por los hijos: No se detenga.

Establezca expectativas realistas. Puesto que no tiene una pareja para compartir la carga de la crianza, permítase un chance. No intente hacerlo todo, solo las cosas importantes.

Nútrase. Los patrones disfuncionales a menudo salen a la superficie en los periodos de crisis. En lugar de comer en exceso o de abusar del alcohol, encuentre otras formas de recargarse. Lea un libro, de una caminata, vea vitrinas o juegue su deporte favorito. Intercambie con otros solteros para que cuiden sus hijos para estos tiempos especiales.

Póngase una calificación. Escriba tres palabras que describan lo que quiere que sus hijos piensen de usted. Ahora escriba tres palabras que usted cree que sus hijos usarían para describirle. Si las listas no se parecen, tenga más esperanza. Todos tenemos tiempos difíciles. Solo asegúrese de que sus días malos no se vuelven hábitos malos. Cuelgue sus atributos deseados donde pueda verlos como un recordatorio para seguir luchando.

Si su familia es disfuncional –o si usted está tratando de cambiar los problemas por anticipado– recuerde que la vida no ofrece garantías. Usted salió de su hogar a “medio cocinar”, y así también saldrán sus hijos. Haga lo mejor que pueda; déjele el resto a Dios.
Este artículo apareció por primera vez en la edición de agosto de 1997 de la revista Single-Parent Family (“Familia de Padres Solteros”). Derechos de autor reservados© 1997 Dave Carder. Todos los derechos reservados.

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sábado, 28 de abril de 2012

Conversatorio sobre Alergia y Asma: Asociación Costarricense de Alergología e Inmunología


Ya les habíamos dado a conocer sobre este interesantísimo conversatorio en nuestra página en facebook y en nuestro sitio web, pero hoy no queremos perder la oportunidad de recordarles esta actividad, de gran utilidad para padres y público en general.
Agradecemos a la Asociación Costarricense de Alergología e Inmunología y a su presidente el doctor Gustavo Lazo por hacernos llegar la invitación.

viernes, 6 de abril de 2012

Creciendo sin prisa

Maritza Ulate

“Se ha comprobado que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la capacidad de compartir y amar, e incluso las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las experiencias vividas durante la primera infancia en el seno familiar. En un hogar donde se respira un ambiente de cariño, de respeto, de confianza y de estabilidad, los niños o niñas se crían y se desarrollan psíquicamente más sanos y seguros, y se relacionarán con el exterior de esta misma forma, con una actitud más positiva y constructiva hacia la vida.” (Isabel Margarita Hauessler, UNICEF, 2004)

Una de las principales tareas de los padres y madres es procurar el desarrollo integral de sus hijos e hijas, a fin de potenciar en ellos y ellas actitudes frente a la vida que les permitan tomar, tanto en el diario vivir como en momentos cruciales, decisiones y acciones acertadas en procura de una mejor calidad de vida.
Al hablar de desarrollo integral, es necesario tomar en cuenta las necesidades físicas, psíquicas y sociales para el desarrollo del potencial humano inherente a cada niño y niña. En esta reflexión, nuestro foco de atención será el desarrollo psicosocial, el cual se puede definir como:
“…el proceso de transformaciones que se dan en una interacción permanente del niño o niña con su ambiente físico y social. Este proceso empieza en el vientre materno, es integral, gradual, continuo y acumulativo. El desarrollo psicosocial es un proceso de cambio ordenado y por etapas, en que se logran, en interacción con el medio, niveles cada vez más complejos de movimientos y acciones, de pensamiento, de lenguaje, de emociones y sentimientos, y de relaciones con los demás. En este proceso, el niño o niña va formando una visión del mundo, de la sociedad y de sí mismo, al tiempo que adquiere herramientas intelectuales y prácticas para adaptarse al medio en que le toca vivir y también construye su personalidad sobre las bases del amor propio y de la confianza en sí mismo.”
(UNICEF, 2004)
La anterior definición proporciona un marco para determinar aspectos vitales en el desarrollo psiciosocial de los niños y niñas y adolescentes. Estos aspectos deben ser tomados muy en cuenta por padres, madres, educadores, y en fin, todas aquellas personas que de uno u otro modo interactúan con los niños y procuran su desarrollo integral.
Uno de estos aspectos, al que nos quisiéramos referir de forma especial, es el hecho de que el desarrollo psicosocial es un proceso que se da en etapas ordenadas. Según Jean Piaget, psicólogo experimental y padre de la teoría del desarrollo cognitivo, existen periodos o estadios de desarrollo. Piaget define una secuencia de cuatro estadios o etapas cognitivos[1], que determinan el proceso de desarrollo psicosocial del ser humano, a saber:

Etapa sensorio-motor
Desde el nacimiento hasta aproximadamente un año y medio a dos años. En tal etapa el niño usa sus sentidos (que están en pleno desarrollo) y las habilidades motrices para conocer aquello que le circunda, confiándose inicialmente en sus reflejos y, más adelante, en la combinatoria de sus capacidades sensoriales y motrices. Así, se prepara para luego poder pensar con imágenes y conceptos.
Tras los 18 meses el cerebro del niño está ya potencialmente capacitado para imaginar los efectos simples de las acciones que está realizando, o ya puede realizar una rudimentaria descripción de algunas acciones diferidas u objetos no presentes pero que ha percibido. Está también capacitado para efectuar secuencias de acciones tales como utilizar un objeto para abrir una puerta. Comienzan, además, los primeros juegos simbólicos del tipo “juguemos a que...”.

Etapa preoperatoria
Este estadio tiene lugar aproximadamente entre los dos y los siete años de edad y se caracteriza por la interiorización de las reacciones de la etapa anterior dando lugar a acciones mentales que aún no son categorizables como operaciones por su vaguedad, inadecuación y/o falta de reversibilidad.
Son procesos característicos de esta etapa: el juego simbólico, la centración, la intuición, el egocentrismo, la yuxtaposición y la irreversibilidad (inhabilidad para la conservación de propiedades).

Etapa de las operaciones concretas
De siete a once años, las operaciones a las que se hace referencia son lógicas y usadas para la resolución de problemas. El niño en esta fase ya no sólo usa el símbolo, es capaz de usar los símbolos de un modo lógico y, a través de la capacidad de conservar, llegar a generalizaciones atinadas.
Alrededor de los seis y siete años el niño adquiere la capacidad intelectual de conservar cantidades numéricas: longitudes y volúmenes líquidos. Aquí por 'conservación' se entiende la capacidad de comprender que la cantidad se mantiene igual aunque se varíe su forma. Alrededor de los siete y ocho años el niño desarrolla la capacidad de conservar los materiales. Por ejemplo: tomando una bola de arcilla y manipulándola para hacer varias bolillas el niño ya es consciente de que reuniendo todas las bolillas la cantidad de arcilla será prácticamente la bola original. A la capacidad recién mencionada se le llama reversibilidad.
Alrededor de los nueve y los diez años el niño ha accedido al último paso en la noción de conservación: la conservación de superficies. Por ejemplo, puesto frente a cuadrados de papel se puede dar cuenta que reúnen la misma superficie aunque estén esos cuadrados amontonados o aunque estén dispersos.

Etapa de las operaciones formales
Desde los doce años en adelante (toda la vida adulta).
La persona que se encuentra en el estadio de las operaciones concretas tiene dificultad en aplicar sus capacidades a situaciones abstractas. Si un adulto (sensato) le dice "no te burles de tal personas porque es gordo... ¿qué dirías si te sucediera a ti?", la respuesta del individuo de sólo operaciones concretas sería: "Yo no soy gordo".
Es desde los doce años en adelante cuando el cerebro humano está potencialmente capacitado para formular pensamientos realmente abstractos, o un pensamiento de tipo hipotético deductivo.
Una vez entendidas estas etapas, es sencillo darse cuenta que existen edades determinadas para aprender y desarrollar habilidades psicosociales específicas, relacionadas con el nivel o etapa de desarrollo cognitivo del niño, niña o adolescente.
La meta de padres, madres y otros adultos involucrados en la crianza, usualmente es lograr que los niños, niñas y adolescentes lleguen a desarrollar al máximo sus habilidades y capacidades a fin de poder interactuar de forma crítica con la realidad en que viven y tomar las mejores decisiones como individuos y miembros de la sociedad. Sin embargo, en este afán es posible que equivocadamente procuremos “adelantar” las etapas e inclusive “reordenarlas” de acuerdo a nuestro propio criterio. De esta manera es usual que padres y madres alienten y propicien el aprendizaje prematuro o bien, el desarrollo de actitudes que el niño, la niña o adolescente aún no esta preparado para asumir.
Así también, es frecuente que desde otros ámbitos de la sociedad, tal como lo es el comercio y los medios de comunicación se propicien una serie de estímulos que podrían resultar en actitudes y conductas que en lugar de potenciar el buen desarrollo psicosocial de los niños, niñas y adolescentes, obstaculizan el desarrollo que se debería estar dando según la etapa del desarrollo en que se encuentran. Es usual que esto se propicie a través de la música, programas de televisión, el Internet, la moda, los anuncios publicitarios, el cine, etc.
Esta mezcla entre el apresuramiento de los padres por ver a sus hijos desarrollando habilidades y capacidades psicosociales desde edades muy tempranas y el constante “bombardeo” de los medios y el comercio entre otras cosas, podría dar como resultado situaciones en las que se fomentan comportamientos y actitudes como las que se describen a continuación:

En los niños y niñas
-A pesar de que en los primeros años de vida una de las actividades más importantes para el descubrimiento del entorno, aprendizaje y desarrollo de destrezas es el juego, algunos niños son sobre estimulados para que aprendan a leer, escribir y/o realizar operaciones matemáticas en etapas tan tempranas como los dos y tres años, es posible que al consumir tiempo y esfuerzo para desarrollar estas habilidades, para las que el niño aún no esta preparado, se deje relegado el juego exploratorio espontáneo que suelen realizar los niños como forma ideal de aprender en las edades más tempranas.
-Es usual que los comerciantes, en su afán por promover cada vez productos más ingeniosos y atractivos para los niños en edades en que ya ellos puedan desear productos (juguetes, ropa, etc.), recurran a la “imitación” de los productos destinados para los adultos. Esto a primera vista podría parecer irrelevante, sin embargo es usual que estos productos promuevan de forma subliminal, algunas actitudes no apropiadas para la etapa del desarrollo del mercado meta (niños y niñas). Tal podría ser el caso de la moda. Por ejemplo, la ropa y el calzado de los niños y niñas cada vez tiende más a imitar la ropa de los adultos. Niñas vistiendo “modelos a escala” de ropa femenina y calzando zapatos de tacón alto. También es usual en nuestros días el maquillaje “de juguete” pero que en realidad maquilla. Todo este estímulo a verse como “grande” también promueve que los niños y niñas deseen no solo verse sino también ser “grandes”. De esta forma no solo se incita a asumir roles de adultos sino que se da una desvalorización de las actividades propias de la infancia y un temor a ser señalados como “bebés”.
-Algunas dinámicas en el hogar a veces propician que los niños y niñas asuman roles y responsabilidades que por su corta edad no están preparados para enfrentar. Por ejemplo cuando se le dice al hijo o la hija mayor, a pesar de su corta edad, que, por ser el o la más grande, debe cuidar a los menores. Así también, ante una separación o divorcio pedir al hijo varón que asuma el rol de “hombre de la casa” y cuide de su mamá y la hermana.
-Algunas veces, en un afán por lograr que los hijos e hijas aprendan a asumir responsabilidades se les carga con demasiadas tareas en el hogar. Se debe recordar que el tiempo de juego y esparcimiento es una de las principales formas de aprender de los niños y niñas.

En los adolescentes
La adolescencia comprende una serie de transformaciones complejas; que constituye algo más que una simple edad cronológica. La importancia del período de la juventud recae, en que durante este intervalo se consolidan, los cimientos morales, intelectuales, espirituales y emocionales, sobre los cuales se apoyan los jóvenes para la definición y el desarrollo de su proyecto de vida. Por lo tanto, al igual que en etapas anteriores, es importante que este proceso de consolidación transcurra a su ritmo normal, sin apresuramientos. 
En esta etapa la posibilidad de influencia de elementos externos a la familia es aún mayor. Las tendencias sociales en cuanto a moda, comportamiento, actitud, etc. toman gran relevancia. Es por esta razón que durante esta etapa los padres, madres y demás adultos involucrados en el desarrollo de los adolescentes, deben estar muy atentos para no impulsar que los jóvenes asuman roles, responsabilidades, actitudes o tareas para las cuales no están preparados o preparadas. Un elemento que hace difícil esta tarea es la deseada libertad e independencia por la que luchan afanosamente los hijos e hijas. En este punto es importante aclarar que esta libertad no implica poseer la facultad de decidir y hacer todo lo que se quiera, como se cree a veces erróneamente. Es importante fomentar en los jóvenes que al vivir en colectividad, la libertad como capacidad de acción y determinación, está claramente condicionada, según el contexto, costumbres, y etapa de desarrollo en que se encuentre el sujeto.
Además, la libertad implica fundamentalmente una serie de deberes: el hacerse responsable por las consecuencias de sus actos, respetar los derechos de las otras personas, estar plenamente conciente de las decisiones que se toman, etc. Es importante inculcar que se debería vivir esta etapa dentro de las posibilidades, en cuanto al desarrollo psicosocial alcanzado en ese momento, sin tratar de adelantarse, propicia que se desarrollen habilidades y capacidades sobre fundamentos sólidos que les servirán de herramienta y de guía en las etapas de mayor libertad e independencia a los que llegarán en un futuro cercano.
Con el fin de que el desarrollo psicosocial de los adolescentes se desarrolle de forma plena existen algunas actividades y comportamientos que no se deberían fomentar, entre ellas:

-Estimular una atención exacerbada en cuanto al establecimiento de relaciones románticas. Es usual en culturas patriarcales como la nuestra, incitar a los adolescentes varones a “tener tantas novias como se pueda”. Inclusive a veces se llega al punto de propiciar que el joven se convierta en “hombre” por medio de la iniciación de la vida sexual.
-Estimular una atención desmedida hacia las tendencias de la moda y la apariencia física. Esto puede fomentar una creciente preocupación, ya de por si presente en la adolescencia, por la imagen personal (actualmente por ejemplo la extrema delgadez), el tipo de atuendo que se lleva (por ejemplo las “marcas”) etc. Todo esto en detrimento de intereses y experiencias que puedan verdaderamente, potenciar el desarrollo psicosocial de los jóvenes.
-Estimular el consumo de alcohol. Algunos padres y madres consideran que es mejor que los hijos “aprendan” a tomar con ellos, sin embargo el consumo de alcohol en la adolescencia los pone en situaciones de riesgo.
-El comercio y los medios de comunicación podrían fomentar un uso desmedido de la tecnología disponible. Por ejemplo el caso de jóvenes que viven y centran gran parte de su actividad alrededor de artefactos tecnológicos como son las computadoras personales, teléfonos celulares, reproductores de música. El uso extremo de estos artefactos puede resultar en un “escapismo” de la realidad y la construcción de la propia imagen usualmente distorsionada.
Como lo plantea Piaget cada etapa del desarrollo psicosocial del ser humano se debe vivir a plenitud con el fin de que logre madurar y adquirir las habilidades y destrezas que le permitirán enfrentarse a la etapa siguiente. Al vivir plenamente y resolver cada etapa, las personas desarrollan su capacidad de adaptación a las distintas circunstancias y situaciones que se presentan a lo largo de la vida. Si por el contrario no se viven a plenitud o resuelven adecuadamente, se habla de dificultades para la adaptación al medio social, y como consecuencia será difícil para el individuo en particular enfrentar adecuadamente tanto la cotidianeidad como los retos que se le presenten en la vida.
Es importante promover y cuidar que los niños, niñas y adolescentes vivan plenamente cada una de las etapas de su desarrollo psicosocial. Por esto es importante propiciar concientemente ese adecuado desarrollo a través de una adecuada dinámica familiar, que tome en cuenta estas etapas y la atención personalizada a cada uno de los niños, niñas y adolescentes que conforman la familia.

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[1] Jean Piaget, consultado en línea en la dirección http://es.wikipedia.org/wiki/Jean_Piaget