sábado, 28 de abril de 2012

Conversatorio sobre Alergia y Asma: Asociación Costarricense de Alergología e Inmunología


Ya les habíamos dado a conocer sobre este interesantísimo conversatorio en nuestra página en facebook y en nuestro sitio web, pero hoy no queremos perder la oportunidad de recordarles esta actividad, de gran utilidad para padres y público en general.
Agradecemos a la Asociación Costarricense de Alergología e Inmunología y a su presidente el doctor Gustavo Lazo por hacernos llegar la invitación.

viernes, 6 de abril de 2012

Creciendo sin prisa

Maritza Ulate

“Se ha comprobado que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la capacidad de compartir y amar, e incluso las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las experiencias vividas durante la primera infancia en el seno familiar. En un hogar donde se respira un ambiente de cariño, de respeto, de confianza y de estabilidad, los niños o niñas se crían y se desarrollan psíquicamente más sanos y seguros, y se relacionarán con el exterior de esta misma forma, con una actitud más positiva y constructiva hacia la vida.” (Isabel Margarita Hauessler, UNICEF, 2004)

Una de las principales tareas de los padres y madres es procurar el desarrollo integral de sus hijos e hijas, a fin de potenciar en ellos y ellas actitudes frente a la vida que les permitan tomar, tanto en el diario vivir como en momentos cruciales, decisiones y acciones acertadas en procura de una mejor calidad de vida.
Al hablar de desarrollo integral, es necesario tomar en cuenta las necesidades físicas, psíquicas y sociales para el desarrollo del potencial humano inherente a cada niño y niña. En esta reflexión, nuestro foco de atención será el desarrollo psicosocial, el cual se puede definir como:
“…el proceso de transformaciones que se dan en una interacción permanente del niño o niña con su ambiente físico y social. Este proceso empieza en el vientre materno, es integral, gradual, continuo y acumulativo. El desarrollo psicosocial es un proceso de cambio ordenado y por etapas, en que se logran, en interacción con el medio, niveles cada vez más complejos de movimientos y acciones, de pensamiento, de lenguaje, de emociones y sentimientos, y de relaciones con los demás. En este proceso, el niño o niña va formando una visión del mundo, de la sociedad y de sí mismo, al tiempo que adquiere herramientas intelectuales y prácticas para adaptarse al medio en que le toca vivir y también construye su personalidad sobre las bases del amor propio y de la confianza en sí mismo.”
(UNICEF, 2004)
La anterior definición proporciona un marco para determinar aspectos vitales en el desarrollo psiciosocial de los niños y niñas y adolescentes. Estos aspectos deben ser tomados muy en cuenta por padres, madres, educadores, y en fin, todas aquellas personas que de uno u otro modo interactúan con los niños y procuran su desarrollo integral.
Uno de estos aspectos, al que nos quisiéramos referir de forma especial, es el hecho de que el desarrollo psicosocial es un proceso que se da en etapas ordenadas. Según Jean Piaget, psicólogo experimental y padre de la teoría del desarrollo cognitivo, existen periodos o estadios de desarrollo. Piaget define una secuencia de cuatro estadios o etapas cognitivos[1], que determinan el proceso de desarrollo psicosocial del ser humano, a saber:

Etapa sensorio-motor
Desde el nacimiento hasta aproximadamente un año y medio a dos años. En tal etapa el niño usa sus sentidos (que están en pleno desarrollo) y las habilidades motrices para conocer aquello que le circunda, confiándose inicialmente en sus reflejos y, más adelante, en la combinatoria de sus capacidades sensoriales y motrices. Así, se prepara para luego poder pensar con imágenes y conceptos.
Tras los 18 meses el cerebro del niño está ya potencialmente capacitado para imaginar los efectos simples de las acciones que está realizando, o ya puede realizar una rudimentaria descripción de algunas acciones diferidas u objetos no presentes pero que ha percibido. Está también capacitado para efectuar secuencias de acciones tales como utilizar un objeto para abrir una puerta. Comienzan, además, los primeros juegos simbólicos del tipo “juguemos a que...”.

Etapa preoperatoria
Este estadio tiene lugar aproximadamente entre los dos y los siete años de edad y se caracteriza por la interiorización de las reacciones de la etapa anterior dando lugar a acciones mentales que aún no son categorizables como operaciones por su vaguedad, inadecuación y/o falta de reversibilidad.
Son procesos característicos de esta etapa: el juego simbólico, la centración, la intuición, el egocentrismo, la yuxtaposición y la irreversibilidad (inhabilidad para la conservación de propiedades).

Etapa de las operaciones concretas
De siete a once años, las operaciones a las que se hace referencia son lógicas y usadas para la resolución de problemas. El niño en esta fase ya no sólo usa el símbolo, es capaz de usar los símbolos de un modo lógico y, a través de la capacidad de conservar, llegar a generalizaciones atinadas.
Alrededor de los seis y siete años el niño adquiere la capacidad intelectual de conservar cantidades numéricas: longitudes y volúmenes líquidos. Aquí por 'conservación' se entiende la capacidad de comprender que la cantidad se mantiene igual aunque se varíe su forma. Alrededor de los siete y ocho años el niño desarrolla la capacidad de conservar los materiales. Por ejemplo: tomando una bola de arcilla y manipulándola para hacer varias bolillas el niño ya es consciente de que reuniendo todas las bolillas la cantidad de arcilla será prácticamente la bola original. A la capacidad recién mencionada se le llama reversibilidad.
Alrededor de los nueve y los diez años el niño ha accedido al último paso en la noción de conservación: la conservación de superficies. Por ejemplo, puesto frente a cuadrados de papel se puede dar cuenta que reúnen la misma superficie aunque estén esos cuadrados amontonados o aunque estén dispersos.

Etapa de las operaciones formales
Desde los doce años en adelante (toda la vida adulta).
La persona que se encuentra en el estadio de las operaciones concretas tiene dificultad en aplicar sus capacidades a situaciones abstractas. Si un adulto (sensato) le dice "no te burles de tal personas porque es gordo... ¿qué dirías si te sucediera a ti?", la respuesta del individuo de sólo operaciones concretas sería: "Yo no soy gordo".
Es desde los doce años en adelante cuando el cerebro humano está potencialmente capacitado para formular pensamientos realmente abstractos, o un pensamiento de tipo hipotético deductivo.
Una vez entendidas estas etapas, es sencillo darse cuenta que existen edades determinadas para aprender y desarrollar habilidades psicosociales específicas, relacionadas con el nivel o etapa de desarrollo cognitivo del niño, niña o adolescente.
La meta de padres, madres y otros adultos involucrados en la crianza, usualmente es lograr que los niños, niñas y adolescentes lleguen a desarrollar al máximo sus habilidades y capacidades a fin de poder interactuar de forma crítica con la realidad en que viven y tomar las mejores decisiones como individuos y miembros de la sociedad. Sin embargo, en este afán es posible que equivocadamente procuremos “adelantar” las etapas e inclusive “reordenarlas” de acuerdo a nuestro propio criterio. De esta manera es usual que padres y madres alienten y propicien el aprendizaje prematuro o bien, el desarrollo de actitudes que el niño, la niña o adolescente aún no esta preparado para asumir.
Así también, es frecuente que desde otros ámbitos de la sociedad, tal como lo es el comercio y los medios de comunicación se propicien una serie de estímulos que podrían resultar en actitudes y conductas que en lugar de potenciar el buen desarrollo psicosocial de los niños, niñas y adolescentes, obstaculizan el desarrollo que se debería estar dando según la etapa del desarrollo en que se encuentran. Es usual que esto se propicie a través de la música, programas de televisión, el Internet, la moda, los anuncios publicitarios, el cine, etc.
Esta mezcla entre el apresuramiento de los padres por ver a sus hijos desarrollando habilidades y capacidades psicosociales desde edades muy tempranas y el constante “bombardeo” de los medios y el comercio entre otras cosas, podría dar como resultado situaciones en las que se fomentan comportamientos y actitudes como las que se describen a continuación:

En los niños y niñas
-A pesar de que en los primeros años de vida una de las actividades más importantes para el descubrimiento del entorno, aprendizaje y desarrollo de destrezas es el juego, algunos niños son sobre estimulados para que aprendan a leer, escribir y/o realizar operaciones matemáticas en etapas tan tempranas como los dos y tres años, es posible que al consumir tiempo y esfuerzo para desarrollar estas habilidades, para las que el niño aún no esta preparado, se deje relegado el juego exploratorio espontáneo que suelen realizar los niños como forma ideal de aprender en las edades más tempranas.
-Es usual que los comerciantes, en su afán por promover cada vez productos más ingeniosos y atractivos para los niños en edades en que ya ellos puedan desear productos (juguetes, ropa, etc.), recurran a la “imitación” de los productos destinados para los adultos. Esto a primera vista podría parecer irrelevante, sin embargo es usual que estos productos promuevan de forma subliminal, algunas actitudes no apropiadas para la etapa del desarrollo del mercado meta (niños y niñas). Tal podría ser el caso de la moda. Por ejemplo, la ropa y el calzado de los niños y niñas cada vez tiende más a imitar la ropa de los adultos. Niñas vistiendo “modelos a escala” de ropa femenina y calzando zapatos de tacón alto. También es usual en nuestros días el maquillaje “de juguete” pero que en realidad maquilla. Todo este estímulo a verse como “grande” también promueve que los niños y niñas deseen no solo verse sino también ser “grandes”. De esta forma no solo se incita a asumir roles de adultos sino que se da una desvalorización de las actividades propias de la infancia y un temor a ser señalados como “bebés”.
-Algunas dinámicas en el hogar a veces propician que los niños y niñas asuman roles y responsabilidades que por su corta edad no están preparados para enfrentar. Por ejemplo cuando se le dice al hijo o la hija mayor, a pesar de su corta edad, que, por ser el o la más grande, debe cuidar a los menores. Así también, ante una separación o divorcio pedir al hijo varón que asuma el rol de “hombre de la casa” y cuide de su mamá y la hermana.
-Algunas veces, en un afán por lograr que los hijos e hijas aprendan a asumir responsabilidades se les carga con demasiadas tareas en el hogar. Se debe recordar que el tiempo de juego y esparcimiento es una de las principales formas de aprender de los niños y niñas.

En los adolescentes
La adolescencia comprende una serie de transformaciones complejas; que constituye algo más que una simple edad cronológica. La importancia del período de la juventud recae, en que durante este intervalo se consolidan, los cimientos morales, intelectuales, espirituales y emocionales, sobre los cuales se apoyan los jóvenes para la definición y el desarrollo de su proyecto de vida. Por lo tanto, al igual que en etapas anteriores, es importante que este proceso de consolidación transcurra a su ritmo normal, sin apresuramientos. 
En esta etapa la posibilidad de influencia de elementos externos a la familia es aún mayor. Las tendencias sociales en cuanto a moda, comportamiento, actitud, etc. toman gran relevancia. Es por esta razón que durante esta etapa los padres, madres y demás adultos involucrados en el desarrollo de los adolescentes, deben estar muy atentos para no impulsar que los jóvenes asuman roles, responsabilidades, actitudes o tareas para las cuales no están preparados o preparadas. Un elemento que hace difícil esta tarea es la deseada libertad e independencia por la que luchan afanosamente los hijos e hijas. En este punto es importante aclarar que esta libertad no implica poseer la facultad de decidir y hacer todo lo que se quiera, como se cree a veces erróneamente. Es importante fomentar en los jóvenes que al vivir en colectividad, la libertad como capacidad de acción y determinación, está claramente condicionada, según el contexto, costumbres, y etapa de desarrollo en que se encuentre el sujeto.
Además, la libertad implica fundamentalmente una serie de deberes: el hacerse responsable por las consecuencias de sus actos, respetar los derechos de las otras personas, estar plenamente conciente de las decisiones que se toman, etc. Es importante inculcar que se debería vivir esta etapa dentro de las posibilidades, en cuanto al desarrollo psicosocial alcanzado en ese momento, sin tratar de adelantarse, propicia que se desarrollen habilidades y capacidades sobre fundamentos sólidos que les servirán de herramienta y de guía en las etapas de mayor libertad e independencia a los que llegarán en un futuro cercano.
Con el fin de que el desarrollo psicosocial de los adolescentes se desarrolle de forma plena existen algunas actividades y comportamientos que no se deberían fomentar, entre ellas:

-Estimular una atención exacerbada en cuanto al establecimiento de relaciones románticas. Es usual en culturas patriarcales como la nuestra, incitar a los adolescentes varones a “tener tantas novias como se pueda”. Inclusive a veces se llega al punto de propiciar que el joven se convierta en “hombre” por medio de la iniciación de la vida sexual.
-Estimular una atención desmedida hacia las tendencias de la moda y la apariencia física. Esto puede fomentar una creciente preocupación, ya de por si presente en la adolescencia, por la imagen personal (actualmente por ejemplo la extrema delgadez), el tipo de atuendo que se lleva (por ejemplo las “marcas”) etc. Todo esto en detrimento de intereses y experiencias que puedan verdaderamente, potenciar el desarrollo psicosocial de los jóvenes.
-Estimular el consumo de alcohol. Algunos padres y madres consideran que es mejor que los hijos “aprendan” a tomar con ellos, sin embargo el consumo de alcohol en la adolescencia los pone en situaciones de riesgo.
-El comercio y los medios de comunicación podrían fomentar un uso desmedido de la tecnología disponible. Por ejemplo el caso de jóvenes que viven y centran gran parte de su actividad alrededor de artefactos tecnológicos como son las computadoras personales, teléfonos celulares, reproductores de música. El uso extremo de estos artefactos puede resultar en un “escapismo” de la realidad y la construcción de la propia imagen usualmente distorsionada.
Como lo plantea Piaget cada etapa del desarrollo psicosocial del ser humano se debe vivir a plenitud con el fin de que logre madurar y adquirir las habilidades y destrezas que le permitirán enfrentarse a la etapa siguiente. Al vivir plenamente y resolver cada etapa, las personas desarrollan su capacidad de adaptación a las distintas circunstancias y situaciones que se presentan a lo largo de la vida. Si por el contrario no se viven a plenitud o resuelven adecuadamente, se habla de dificultades para la adaptación al medio social, y como consecuencia será difícil para el individuo en particular enfrentar adecuadamente tanto la cotidianeidad como los retos que se le presenten en la vida.
Es importante promover y cuidar que los niños, niñas y adolescentes vivan plenamente cada una de las etapas de su desarrollo psicosocial. Por esto es importante propiciar concientemente ese adecuado desarrollo a través de una adecuada dinámica familiar, que tome en cuenta estas etapas y la atención personalizada a cada uno de los niños, niñas y adolescentes que conforman la familia.

Agradecemos a Enfoque a la Familia, Costa Rica por permitirnos compartir este artículo, si desea más información puede visitar su página en internet ingresando a: http://www.enfoquealafamilia.com





[1] Jean Piaget, consultado en línea en la dirección http://es.wikipedia.org/wiki/Jean_Piaget

jueves, 5 de abril de 2012

Las rimas y su importancia


Nathalia Calderón
Directora del CELA (Centro Especializado en Lenguaje y Aprendizaje).
Terapeuta de Lenguaje, Máster en Psicopedagogía, Máster en Administración Educativa y Licenciada en Educación Especial. Especialista en problemas de aprendizaje UNED.
Colaboradora del programa "Buen Día"

La rima infantil es un elemento básico en la etapa de la niñez. Se recomiendan a partir del año y medio.  Son cortas y tienen musicalidad interna, razón por la cual al niño (a)  le gustará repetirlas y fácilmente podrá decirlas.  Son muy valiosas ya que aportan nuevo vocabulario y colaborar en el desarrollo del lenguaje oral,  posteriormente en el lenguaje escritor.   Además, contribuyen a la memoria y predicción. 
Existe una estrecha relación entre el lenguaje y el pensamiento, razón por la cual ejercitar el lenguaje con “rimas” será de gran beneficio.  Busque libros con rimas y anime a su hijo (a) a decirlas en voz alta.  Poco a poco el niño podrá identificar los sonidos que inician y terminan igual o diferente, lo que beneficiará además, la conciencia fonológica (habilidad  de pensar y reconocer los sonidos de las palabras).
La primera conciencia de los sonidos que los niños y niñas tienen es la de las “rimas”, es decir, la de los sonidos que se repiten al final de dos o más palabras.  Por tanto trabajar y jugar con rimas es una manera divertida de iniciarlos en la lectura.   Se trata de que el niño aprenda a darse cuenta de que hay palabras que riman.
Los niños deben darse cuenta de que hay sonidos similares en las palabras, es decir que hay palabras que riman:    ejemplo: dar un palmada cuando diga dos palabras que suenen igual al final: gato – pato/ perro – vaca.
Además, debemos promover que sean capaces de buscar una palabra que rime con otra dada.  Ejemplo:  dime una palabra que rime con GATO:
Todo este juego de sonidos, es únicamente ORAL, es jugar con sonidos de palabras que RIMAN.  Las actividades deben ser cortas y variadas.   Se puede usar apoyo visual (tarjetas o dibujos).


Actividades para jugar con rimas:

ü  Leerle rimas para que el niño descubra cuáles palabras riman.

ü  Descubrir al intruso.  Se colocan una serie de 3 ó 4 objetos, juguetes o tarjetas con dibujos.  Todos riman, menos uno, y el niño debe “descubrir la rima intrusa”.

ü  Inventar rimas con el nombre del niño (a). 

ü  Inventar una rima propia sobre algo de la casa. 

ü  Leer con el niño una historia que rime.  Dejar que el niño vaya completando las palabras que riman.

ü  Recitar una rima, línea por línea.  Pedirle al niño (a) que repita cada una de las frases u oraciones después de que se le vayan diciendo.

ü  Inventar rimas de dos palabras, sobre objetos que tengan en la casa, como por ejemplo:  “mesa pesa”.  Mejor aún si las rimas son cómicas.

Lo más importante es que se diviertan rimando juntos y que nunca dejes de jugar con tus hijos e hijas.
Un marinerito
(Rima)
Un marinerito
Me mandó un papel
En el que decía
Que me case con él
Yo le respondí que me casaría
Pero no con él.
Pinocho
(Rima para juego)
A la vuelta de la esquina
Me encontré con Don Pinocho
Y me dijo que contara hasta ocho
Pin una, pin dos, pin tres, pin cuatro
Pin cinco, pin seis, pin siete y pin ocho.
De tín marín
(Rima para juego)
De-tín marín de-dó pin-güé
Cúcara mácara títere fue
Yo no fui, fue Teté
Pégale, pégale que ella fue.

¿Cómo y cuándo hablar de sexualidad con nuestros hijos?



Por Elizabeth Canales

Psicóloga

Los padres y madres hemos vivido o llegaremos a vivir ese momento cuando de repente llega el niño o la niña preguntando ¿qué es el sexo?, ¿cómo nací yo? La reacción que tenemos es de ruborizarnos y hasta tratar de cambiar de tema. Para muchos padres y hasta educadores hablar sobre sexualidad no es nada fácil. NO obstante, como padres y madres sabemos que no podemos ser ajenos a la Educación Sexual de nuestros hijos.


En este sentido, los padres y madres somos los primeros educadores de la sexualidad de los hijos. Desde el nacimiento, servimos de modelo y enseñamos mensajes sobre el amor, el afecto, el contacto y las relaciones. El modo de abrazar y de sostener a nuestros hijos les está enseñando lo que sentimos acerca de ellos. Algunos afirman que el contacto amoroso de las primeras etapas de la vida marca ya la pauta para una sana intimidad cuando se es adulto. Por ello, es necesario que asumamos nuestro protagonismo y aceptemos que la educación sexual es algo más que hablar de preservativos o contar de donde vienen los niños. Una Educación sexual de calidad debe dirigirse a que nuestros hijos e hijas aprendan a conocerse, a aceptarse y a expresar su sexualidad de modo que sean felices.
De acuerdo con la teoría de la doctora M.P. Ross, en su “modelo de intervención global de la sexualidad”, tanto el hombre como la mujer construyen su sexualidad desde el momento de la concepción, pasando por diversas circunstancias y situaciones, tanto biológicas como sociales y psicológicas. Ambos, al menos hasta los cinco meses de gestación, mantienen un estado de fusión con la identidad femenina. (Murillo, Margarita 2007)
Además, debemos reconocer que todas las personas son sexuadas y se viven como tales. Por supuesto, entendiendo que “ser sexuados” es algo más que el resultado de un cromosoma, o del aspecto externo de los genitales. Es un proceso que no se detiene en el momento del nacimiento sino que acaba con la muerte y que en cada caso es único e irrepetible. Hay dos sexos, hombre y mujer, pero muchas maneras de “construirse” como hombre o como mujer.

Pero, ¿cuándo comenzar?

La educación de los hijos tiene que comenzar a muy temprana edad se puede decir, que virtualmente debe comenzar desde su nacimiento. Desde su más temprana edad, necesitamos asegurarnos que nuestros hijos sepan que el cuerpo es un maravilloso regalo de Dios, y que todas las funciones corporales y partes del mismo, son normales y nada por lo que tengamos que avergonzarnos. Por ejemplo, cuando un niño se toca sus partes íntimas, jugando mientras se baña como de seguro lo hará, no se de deberá pegar, ni se le deberá decir que está haciendo algo sucio. En su contexto adecuado, el sexo es una parte natural y saludable de la vida y esa es la impresión que debemos darle a nuestros hijos –no algo misterioso y feo.
La discusión y enseñanza verbal acerca del sexo tiene que comenzar tan pronto como lleguen a los 3 ó 4 años. A partir de los 3 años y hasta los 5 años, aproximadamente, tanto el niño como la niña empiezan a adquirir su identidad sexual y a formar su identidad personal. Es en este momento, que ambos empiezan a desarrollar su papel de hombres y mujeres y a relacionarse de acuerdo con sus gustos, intereses y habilidades; al tiempo que nos mostrarán quiénes son y cuál es su carácter y su temperamento.
Sin embargo, para que los niños adquieran su identidad sexual (las bases para saberse hombres y mujeres) será su madre, su padre y sus familiares los que les marcarán las pautas de acuerdo con sus valores y necesidades.
Es en las edades de los 3 alos 5 años donde comienzan las primeras preguntas como: las diferencias entre niño y niña o entre papá y mamá, ¿cómo se hacen los bebés? ¿por dónde salen los bebés que están en la pancita? y ¿por dónde entran? Ante estas preguntas debemos hablar con la verdad y dar una respuesta adecuada.
1. Debe iniciarse con la enseñanza sobre su cuerpo. La niña tiene vagina y cuando es grande como mamá tiene pechos. El niño y el papá tienen pene. Un aspecto fundamental de la enseñanza es ayudar al hijo a utilizar las palabras correctas para los genitales. Debe realizarse al mismo tiempo que se le enseñan otras partes del cuerpo y su funcionamiento. Además, se debe hablar sobre los genitales y su funcionamiento en un contexto de intimidad. Es mejor hacerlo en las sesiones privadas durante el baño. Cuando su hijo está aprendiendo a identificar los ojos, la nariz y los dedos, pueden también aprender a identificar su pene, la vulva, los pechos y las nalgas. La literatura profesional sugiere que cuando los niños disponen de un lenguaje preciso para señalar las partes íntimas del cuerpo, es más probable que avisen cuando haya sufrido un abuso. Cuando lo hagan, serán más creíbles a causa de la precisión del vocabulario que utilizarán en la descripción.
2.  Pequeñas preguntas merecen pequeñas respuestas, grandes preguntas merecen grandes respuestas. En otras palabras, adapte lo que usted enseñe a la edad y tipo de pregunta de su hijo. Por ejemplo ¿cómo se hacen los bebés?: se juntan las semillitas (una de la mamá y otra del papá o el pene del papá pone una y la vagina de la mamá pone la otra). Queremos enseñarles también a los hijos respeto por el sexo y por la relación de la que forma parte. Y el respeto es comunicado por medio del uso del vocabulario adecuado, no de expresiones o vulgaridades que aprenderían por sí mismos. De nuevo, queremos que ellos piensen en el sexo como algo normal, natural y saludable siempre; por lo cual, éste puede ser un buen momento para explicarle la parte del afecto, el compromiso, deseos, amor, placer, ilusiones, etc. dentro del contexto adecuado de una relación matrimonial.
Otra pieza que forma parte de los cimientos es la comprensión de la pertenencia del cuerpo y el saber cuidarlo uno mismo. Enseñe a su hijo a lavarse y a cuidarse, incluidas las partes íntimas. Acuérdese de ir reduciendo gradualmente la intensidad de la ayuda que le presta, y déle la responsabilidad de lavar y mantener limpias todas las partes de su cuerpo.
Cuando enseñe a su hijo las partes del cuerpo, incluya información sobre las reglas sociales que les conciernen. Por ejemplo, las partes íntimas siempre han de estar cubiertas en los lugares públicos. La mayoría de los niños, conforme maduran de modo natural, desarrollan el pudor sobre sus cuerpos. A los niños con discapacidad intelectual hay que enseñarles a ser modestos. Y usted puede educarle envolviendo a su hijo en una toalla y llevándolo así al sitio para vestirlo o cambiarlo. Señale en su casa los sitios privados. Y esto significa también que respeta el deseo de su hijo para retirarse a un sitio privado cuando le parezca apropiado.
Cuando el niño empieza a usar apropiadamente la terminología y a aplicar las reglas sociales relacionadas con las partes del cuerpo, es el momento de incorporar frases que eviten la explotación o abuso. Por ejemplo, enseñe a su hijo que las partes íntimas de su cuerpo quedan fuera de los límites para los demás. Analice con él las circunstancias o excepciones de esa regla: para los médicos, para los padres o abuelos durante el baño, o en otras circunstancias que sean específicas para su hijo. Destáquele la importancia de informar cuanto suponga una violación de esos límites. Asegúrese de que comprende a quién se lo debe decir cuando su intimidad o su cuerpo no hayan sido respetados.
Otros modos de enseñarle y de reforzar estos conceptos son:
    1. Leer y compartir con su hijo libros ilustrados con mensajes sobre el cuerpo, sus partes, y las reglas sociales.
    2. Utilice cada día momentos naturales para la enseñanza, de forma que refuerce los conceptos básicos. Por ejemplo, si su hijo se está vistiendo, recuérdele que cierre la puerta para respetar su intimidad. Si su hijo expone partes íntimas del cuerpo en una zona pública de la casa, adviértale o recuérdele las reglas relacionadas con las partes íntimas del cuerpo.
Referencias
Diezma, Juan Carlos; De la cruz, Carlos. ¿Hablamos de sexualidad con nuestros hijos? Editorial CEAPA. 2002.
McDowell, Josh. Cómo preparar a sus hijos para que digan NO a las presiones sexuales. Editorial Unilit. 1990.
Murillo G., Margarita. Cómo enseñar sexualidad. Editorial Pax México. 2007.
http://profecarlos.com.ar/apuntes/archivos/EFE/SEXUALIDAD. Educación de la sexualidad: cómo construir los cimientos de actitudes sanas. 2001.


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Grafología Infantil, Enseñando a escribir a los nuestros niños


Nathalia Calderón
Directora del CELA (Centro Especializado en Lenguaje y Aprendizaje).
Terapeuta de Lenguaje, Máster en Psicopedagogía, Máster en Administración Educativa y Licenciada en Educación Especial. Especialista en problemas de aprendizaje UNED.
Colaboradora del programa "Buen Día"

La escritura nace como un proceso natural del lenguaje.  El niño o la niña hacen su primer descubrimiento al arrastrar un objeto y quedan marcas.  El niño observa, ha descubierto un nuevo objeto: el objeto gráfico. 
No existe grafomotricidad, sin una base psicomotriz ya conseguida, ni tampoco hay comunicación escrita sin una elaboración anterior del lenguaje y de la lengua oral.   Actualmente no nos resulta extraño ver a niños y niñas de dos, tres o cuatro años “forzados” a realizar signos alfabéticos, sin haber conseguido antes las maduraciones necesarias y “forzados” nuevamente más tarde a multiplicar sus actividades caligráficas sin que den ningún resultado positivo.

Los instrumentos:
A mayor número de instrumentos utilizados, mayor número de posibilidades conseguidas.  Pero es importante recalcar que el uso de instrumentos es un elemento más dentro del proceso, y que su momento de introducción no es arbitrario.

Los instrumentos naturales:
Son aquéllos que pertenecen al propio cuerpo del niño (a), y su especialización para el movimiento grafomotor es una prolongación de su capacidad de instrumentalizar los segmentos corporales, especialmente las manos y los dedos.  También el niño puede conseguir experiencias con la presión de los pies, aprovechables para la internalización de los elementos diferenciales y lateralizados.
Su uso debe establecerse en este orden:
  • Manos del niño.
  • Dedos del niño.
  • Pies del niño.
Los instrumentos artificiales:
Son los que permiten conseguir el grafismo (trazos) propiamente dicho.  Su utilización siempre es una sorpresa  para el niño, lo que contribuye a un factor fundamental en la producción gráfica: que tiene que ser emocionante.  Entre los instrumentos artificiales, podemos distinguir varias clases, que se corresponden a los pasos que hay que seguir en su utilización.
Instrumentos cuya prensión puede ser, simplemente, palmar, que son prolongación de la mano del niño:
  • Esponjas, borradores.
  • Algodones (metidos en una bolsa de malla).
  • Trocitos de tela (en forma de un rollito grueso e impregnado de color en su interior).
  • Instrumentos que exigen una prensión radio – palmar:
  • Brochas, rodillos.
  • Pinceles gruesos.
  • Pinceles más delgados.
  • Instrumentos que exigen una prensión digital (con todos los dedos):
  • Tizas.
  • Papas (en tajadas y se le agrega colorante)
  • Instrumentos que trabajan la prensión tridigital de índice – pulgar – medio:
  • Punzones (grueso y fino).
  • Tijeras (que, a diferencia del resto, es un instrumento no natural, pero habilita la prensión tridigital).    Si hace falta se usan tijeras de ayuda, antes de usar las tijeras punta roma habituales.
  • Instrumentos que exigen la prensión de “pinza digital”:
  • Ceras blandas (dan tonicidad a la mano y el antebrazo, al igual que trabajar el barro), se puede utilizar tizas pastel.
  • Ceras duras (dan fuerza al trazo, lo mismo que trabajar la plastilina).  Usar crayolas primero muy gruesas, luego gruesa y poco a poco más delgadas.
  • Rotuladores (pilot o marcadores de punta gruesa y luego punta más fina).
  • Lápiz Nº2.
Los trazos emergen del interior del niño y de la niña y son precisamente los indicadores válidos para señalizar el momento exacto de maduración en el que se halla.  Así considerados, podemos ver que no son, en sí mismos, contenidos de aprendizaje, sino más bien resultados de maduraciones.
En síntesis la no consecución de los trazos no se modifica con más trazos, sino con la estimulación correcta, proveniente de los restantes elementos grafomotores, o bien del momento psíquico del niño (a) y de su motivación. 

FACTORES QUE INTERVIENEN E INFLUYEN A LA ESCRITURA.
Entre ellos tenemos los más relevantes, tales como:
*El esquema Corporal. Es claro es que la imagen que está en nosotros tiene unos aspectos geográficos y espaciales. Es un esquema postural.  
*La Lateralidad. Se entiende por lateralidad el predominio, en los individuos, de un hemisferio cerebral sobre el otro: el izquierdo en los diestros y el derecho en los zurdos. 
*Orientación y Estructuración Espacial.
*La localización y Estructuración Temporal. Esta noción va unida a la anterior, ya que las nociones de tiempo y espacio se adquieren casi simultáneamente pues, como ha sido señalado por varios autores, el tiempo y el espacio no son sino diferentes dimensiones de la misma realidad.
*La madurez perceptiva. La mente infantil no ve el mundo al modo de los adultos.  El aprendizaje perceptivo comienza en los primeros días de la vida y poco a poco el niño va apreciando ciertos detalles como pertenecientes a las formas, y se van destacando señales se diferenciar más hasta que se haya distinguido gran numero de elementos singulares, característicos del objeto, capaces de caracterizar una forma singular.