Dr. Gustavo Lazo
Pediatra- Inmunólgo
Hospital Nacional de Niños, Hospital Clínica Bíblica.
Una de las quejas más frecuentes de madres y padres en la consulta pediátrica es que su niño NO COME.
Para sorpresa de los padres y también de los cuidadores (abuelas, nanas, etc), el pediatra procede a pesar y medir al niño para luego plotear su situación en tablas diseñardas para la evaluación nutricional, en las cuales se demuestra que todo está perfecto.
La velocidad con la cual el niño crece, varía a lo largo de la vida. El niño pequeño (menor de 36 meses) y el adolescente (aquel que inicia cambios puberales independientemente de la edad, ya que esta es variable) crecen muy rápido, por lo que su cuerpo les demanda una gran ingesta calórica y, por lo tanto, comen mucho.
El resto de la vida se caracterizará por una demanda limitada de calorías y por un crecimiento muy estable, lo que genera un apetito lábil a golosinas y desórdenes alimenticios.
El niño que no come tiene un gran espectro de comportamientos, cada uno de los cuales requiere esfuerzos particulares por parte de sus cuidadores, pero es de particular importancia que todos colaboren, es decir, padres, abuela y/o nana deben estar convencidos de que van a hacer lo correcto, manejando todos el mismo discurso y objetivos.
El niño con poco apetito debido a enfermedades orgánicas
Diferentes situaciones clínicas pueden asociarse al acto de no comer. En este apartado hablamos de enfermedades asociadas a una mala ingesta alimentaria, y que impiden, de alguna manera, el acto de la alimentación o el aprovechamiento de nutrientes.
Algunos síntomas y signos que nos permiten identificar estas situaciones son:
- Atragantamiento frecuente, acompañado de dolor para tragar
- Pérdida de peso
- Vómitos frecuentes
- Diarrea persistente
- Alergia inducida por ciertos alimentos
- Eczema o urticaria
- Asma
- Infecciones frecuentes
- Retrasos en el desarrollo psicomotor del niño.
Estas son señales de alerta que deben motivar al encargado del cuidado del niño a consultar, y pueden ser causadas por muchas enfermedades.
El pediatra será el encargado de explorar más a fondo cada caso particular. Revisar cada enfermedad escapa a los objetivos de esta revisión.
El manejo de cada situación será personalizado a cada caso y bajo la vigilancia del especialista correspondiente.
Ingesta altamente selectiva
El niño tiene hambre, fácilmente empieza a comer, pero luego de examinar su alimento, lo deja de hacer y se rehúsa a continuar. Usualmente estos niños comen un número limitado de alimentos y se rehúsan a comer alimentos con cierto olor, sabor, textura, temperatura o aspecto. Es frecuente que acepten alimentos preparados bajo sus condiciones en formas muy específicas, y se encuentran renuentes a probar alimentos nuevos.
Característicamente el niño tiene crecimiento y desarrollo normales.
Algunos consejos para su manejo son:
- Evite conflictos. No fuerce a su niño a comer alimentos que no le gustan, ni lo mantenga sentado horas en la mesa hasta que termine (cosa que nunca hará), no lo castigue por no comerse ciertos alimentos. Todo esto reforzará negativamente el tiempo de alimentación.
- Ofrezca siempre algún alimento que el niño acepta sin protestar en cantidad limitada y como parte de la dieta de toda la familia.
- Coman todos en la familia alimentos nuevos en la presencia de su niño, dejándolo probar cuando lo acepte, manteniéndose neutra acerca de su reacción hacia el alimento. Demuestre cómo le agrada a usted el alimento, sin hacer alusiones personales. Eso le dará curiosidad para explorar esos alimentos.
- No persiga al niño con comida por toda la casa ni lo acose a toda hora. El cuerpo humano está diseñado para que el apetito se despierte luego de cierto período de ayuno, si le damos al niño lo que le gusta, o lo que quiere, a toda hora o a la hora que quiere (la leche, el huevito, etc), el niño no tendrá hambre cuando todos van a sentarse a la mesa. El niño habrá recibido lo que requiere para "sobrevivir" pero a la hora que quiere y con los alimentos que le gustan. Usted no está torturando a su hijo, sólo lo está ayudando a mejorar su apetito y con él, las ganas de probar o comer lo que se le sirva.
- No diseñe menú especial de niños y menú para el resto de la familia, esto refuerza su comportamiento selectivo, eso sí, recuerde siempre incluir al menos un alimento que al niño le gusta en el menú de toda la familia, sin que sea el principal y en cantidades limitadas, para que no sienta el niño que lo están agrediendo y para que no se llene sólo con él.
El niño normal con poco apetito por concepto erróneo de los padres
Algunos de estos niños fueron prematuros o pequeños al nacer, tienen uno o ambos padres pequeños o que crecieron lentamente. Estos niños parecen saludables o activos, y tienen un desarrollo psicomotor normal, aunque "desde pequeños andan en las partes más bajas de la curva de crecimiento según el pediatra".
La mayoría de estos niños come pero "no crece" (según sus cuidadores) y esta conclusión se saca de la desagradable competencia y la desagradable comparación con otros niños de su edad (vecinos, primos, conocidos o compañeros de crianza).
Cada niño tiene una genética que determina la forma en que va a crecer. No se espera que un niño tenga un peso mayor al que su talla puede soportar.
Estos niños comen a sus horas y en una variedad aceptable, pero los queremos ver gordos y grandes. Enfocarse en engordar a una criatura de este grupo hará niños obesos con gran cantidad de enfermedades crónicas en el futuro.
Para estos niños es aceptable fomentar hábitos de alimentación saludables de forma tal que:
- Proporcione a su niño porciones de 3 comidas y 2 meriendas de 2 a 3 horas entre comida y merienda.
- Proporcione sólo agua entre las comidas, no jugos, leche o galletas.
- Sirva porciones pequeñas y ofrezca una ración nueva tan pronto como se termine la anterior.
- No haga tiempos de comida eternos. La duración de las comidas será de unos 20 a 30 minutos.
- Alimente a su hijo en una mesa familiar, los niños comerán por imitación de su ejemplo.
- Minimice distracciones al comer ¡APAGUE LA TELE!
- Elogie las habilidades alimentarias por sí mismos.
- Sirva porciones y alimentos adecuados para su edad.
- Fomente la alimentación independiente y tolere el desorden inherente a la edad.
El niño vigoroso con poco interés en la alimentación
Este niño no está interesado en los alimentos, deja de comer después de algunos sorbos, constantemente trata de bajarse de la silla de comer o se levanta de la mesa, le encanta interactuar y jugar con sus familiares.
Para el manejo de estos casos se recomienda:
- Fomentar que su niño sienta hambre
- Proporcione 3 comidas y 2 meriendas, en intervalos de 2 a 3 horas.
- No ofrezca nada más que agua entre cada tiempo de alimentación, no jugos, leche, golosinas.
- Sirva porciones pequeñas, ofreciendo ración nueva apenas termine la primera, pero sin dar oportunidades entre las comidas.
- Alimente a su niño en una silla de comer o en la mesa familiar para que toda la familia sea ejemplo para su niño. Nadie se va de la mesa aunque termine hasta que todos estén listos.
- Minimice las distracciones durante la comida ¡APAGUE LA TELE!
- No fomente juegos con la comida.
- No permita que coma entre comidas.
- No permita amenazas, no lo fuerce a comer, pero no hay nada hasta el siguiente tiempo de comida.
- No haga apuestas ni tratos para que coma.
El niño deprimido/apático con poco interés en la alimentación
Es retraído o irritable, no sonríe ni habla mucho, muestra poco interés en jugar.
Estos niños se encuentran en un ambiente que favorece la depresión con padres que discuten, se recriminan o agreden. Con relaciones conflictivas entre hermanos u otros miembros de la familia. Ocasionalmente el nivel de violencia produce familias disfuncionales lo cual definitivamente deprime al niño en forma secundaria. La familia piensa que el niño requiere "apoyo psicológico", el cual sólo dará resultados si lo involucramos en problemas y diferencias reciben consejería psicológica, espiritual o de familia. El profesional en psicología no logrará nada si la familia no está interesada en resolver sus propios problemas.
Estos niños con frecuencia enfrentan desnutrición.
Su manejo está basado en que responden positivamente al afecto, cuidado y protección de la persona que lo alimenta.
Podría recibir algunos suplementos alimenticios para ayudarlo a superar la desnutrición.
El manejo debe incluir conciencia de los cuidadores en la necesidad de cambio en actitudes destructivas. Llevar el niño al psicólogo sin hacer algo para cambiar la disfunsión familiar no será de gran beneficio.
El niño con temor a la alimentación
Llora cuando ve los alimentos o los utensilios de comida (como una cuchara, o la silla de comer), se resiste intensamente a comer. Usualmente comenzó a rechazar los alimentos después de una mala experiencia relacionada a la alimentación, como ahogo o vómitos, o bien podría haber sido alimentado con sonda por lo que teme comer. Este niño podría tener desnutrición.
Se recomienda:
- Establecer un horario regular para que el niño se duerma y despierte, alimentándolo preferiblemente cuando el niño esté medio dormido. Estos niños requieren reeducación como si fueran bebés ofreciendo líquidos, gradualmente avanzando a puré, luego alimentos blandos y luego sólidos.
- No amenace ni fuerce al niño, esto genera más temor.
Vicios frecuentes de los cuidadores para los niños que comen poco
Los complementos alimenticios: En el mercado hay gran cantidad de complementos alimenticios como fórmulas especiales, complejos vitamínicos y otros. Estos complementos deben ser utilizados en equipo y bajo supervisión con su pediatra. Tenga en cuenta que si usted aporta al cuerpo sus requerimientos en forma artificial, el cuerpo no generará la necesidad de comer, pues las necesidades han sido saciadas, así que tenemos que establecer diferencias en el manejo del niño que no puede comer (que sí requiere suplementos de este tipo siempre, al igual que aquellos con desnutrición o mal nutrición) y del niño que no quiere comer. Como se puede inferir de la información anterior, muchos de los problemas son de tipo conductual, no biológico, de tal forma que el uso de estos complementos deberá ser cauto y adaptado a cada caso particular.
Los "generadores de apetito": en el mercado ningún complemento nutricional ha probado mejorar el apetito de un niño. Algunos medicamentos tienen el aumento en el apetitot como "efecto secundario", dentro de los cuales se encuentran esteroides y algunos antialérgicos, pero bajo ninguna circunstancia deberían ser ofrecidos al niño que no come con el objetivo de abrir el apetito, ya que sus efectos secundarios podrían comprometer el crecimiento y hasta la vida del niño. Si su niño no quiere comer, gastar dinero en medicinas para abrir el apetito no solucionará nada.
No persiga al niño por toda la casa con la cuchara: el niño debe comer con toda la familia en la mesa, e idealmente, si su edad lo permite, no debe tener menús especiales. PREDIQUE CON EL EJEMPLO. Si cada quien come en su cuarto, o a diferentes horas, el niño nunca aprenderá a comer. Si usted le enseñó a comer a sus horas, en la mesa y no come, nada pasa, no debe haber conflicto, sencillamente se guarda todo y se intenta en el siguiente tiempo de comida, no antes.
Los alimentos no se cambian a gusto del niño: el niño puede tener sus favoritos, pero si no comió lo que hay, no se le hace el menú que quiere. Ejemplo: El niño no comió pero le voy a hacer la lechita o el huevito para que tenga algo en el estómago. Este niño come lo quiere, y a la hora que quiere, nunca comerá lo que los padres o cuidadores sueñan pues está "sobreviviendo" de la forma más fácil.
Este material fue elaborado tomando como bibliografía material ofrecido por la compañía Abbott, avalado por la Asociación Costarricense de Pediatría y enriquecido con algunos matices de mi experiencia personal. No debe ser utilizado o reproducido con fines de lucro, ni pretende ser utilizado con fines publicitarios, su único objetivo es educar e informar a cuidadores de niños. Recuerde consultar cada caso particular a su pediatra.