viernes, 8 de abril de 2011

Había una vez...

Nathalia Calderón
Directora del CELA (Centro Especializado en Lenguaje y Aprendizaje).
Terapeuta de Lenguaje, Máster en Psicopedagogía, Máster en Administración Educativa y Licenciada en Educación Especial. Especialista en problemas de aprendizaje UNED.
Colaboradora del programa "Buen Día"

El método de contar cuentos inventados o creados  por los mismos niños, les ayudará a potenciar la imaginación y afectividad, resulta  increíble como aún hoy día las palabras “Érase una vez…” todavía provoca efectos mágicos, tanto en niños como en adultos.
El arte de narrar cuentos, no solo divierte a los niños y niñas; también contribuye a  brindar significados a diferentes niveles y enriquece su existencia de tan distintas formas, el valor de la narración oral no radica precisamente en la originalidad de los argumentos, ni en la habilidad del narrador.    El simple hecho de escuchar al niño narrar su propia historia (cuento), permite una comunicación más afectiva entre el núcleo familiar.
De tal manera que la historia se convierte en un puente maravilloso de comunicación, entre unos adultos que se convierten en niños y unos niños que perciben cómo el adulto, que muchas veces sienten distantes, ingresa y penetra en su mundo personal.
Los beneficios de los cuentos son innumerables y están más que comprobados, favorecen sin lugar a duda la adquisición y el desarrollo del lenguaje, despiertan curiosidad por el aprendizaje de situaciones nuevas, despiertan imaginación, liberan imaginación y la afectividad.
Mediante los cuentos se puede enseñar aspectos valiosos a los niños, tales enseñanzas les permitirá luchar contra las serias dificultadas de la vida, las cuales forman parte intrínseca de la existencia humana.  Son preferibles, los cuentos que se abren a universos imaginativos, la lógica del relato radica en la coherencia interna, por ejemplo, si la protagonista persigue un objetivo o una meta, el final debe mostrar que logra alcanzarla.   En la mayoría de narraciones los personajes están frente a situaciones conflictivas, tal como sucede en la vida real. 
Los cuentos aportan valiosos mensajes al mundo interno de los niños y niñas, debido a que ofrecen a su imaginación nuevas dimensiones a las que le sería imposible llegar de otro modo.  El cuento permitirá estructurar sus propios sueños y canalizar mejor su vida.
Los cuentos enriquecen la expresión oral, es una excelente estrategia que facilitará la motivación por la lectura, así como el desarrollo de los valores perceptivos, de la atención, del vocabulario, del pensamiento y de la memoria.
La actividad de narrar cuentos entusiasma mucho a los niños y les permitirá transformar las palabras  en mensajes, los entrena en el encadenamiento lógico y sucesivo de las ideas, fomenta la sensibilidad y la imaginación; refuerza la dicción, las inflexiones de la voz, la pronunciación y los ademanes.
Poco a poco los niños y las niñas se van convirtiendo en expertos cuentacuentos, tomando en cuenta que se debe narrar con emoción, vivir el cuento, para darle vida, sintiendo que el acontecimiento ocurre en la vida real.
Reforzando la estrategia de la narración de cuentos “Cuentacuentos”, se enriquecerá  la capacidad creativa, la cual le ayudará a sortear muchas situaciones difíciles cuando llegue la vida adulta.