viernes, 1 de abril de 2011

En mi vientre, una luz de esperanza

National Geographic Channel. Documental: En el vientre materno.
Cindy Saborío
Empresaria

Mi nombre es Cindy Saborío, actualmente tengo 35 años, soy madre de un chico precioso que tiene 11 añitos y es el sol que ilumina mi vida, la BENDICIÓN más grande que Dios me ha regalado.
Les cuento mi historia. Desde muy joven tuve algunos problemas hormonales. Después de varios exámenes, me detectaron un tumor en la cabeza, en un lugar donde el riesgo de extraerlo era muy grande, por lo que después de consultar con varios médicos y que todos coincidieran con que la operación era muy peligrosa, decidí dejarlo ahí y abandonarme en las manos de Dios.
Ahí comenzó lo duro. Empecé a tomar medicamentos muy fuertes, los cuales ocasionan dolor de cabeza, nauseas y vómitos constantes, y peor aún, el impedimento de tener hijos, porque aparte de no ovular, los medicamentos que tomaba, eran tan fuertes que el daño a un bebé sería enorme.
Así estuve por casi 4 años, ciertos meses, me realizaban análisis para poder medir si la cantidad de medicamento que tomaba era la adecuada, si esta no era correcta, tenía que realizarme exámenes de sangre, para descartar un embarazo y poder aumentar la dosis. Siempre me los realizaba tranquila, teniendo muy en claro que el tener un bebé en mi vientre era imposible, esta situación me dolía de sobremanera porque siempre fue un sueño para mí.
En el año de 1999 al realizarme la prueba de control, esta salió positiva, el susto fue terrible. No creyéndolo me realice 4 pruebas en total, casi me da algo porque a pesar de que moría por ser mamá, también el susto de ser soltera era muy grande, no sabía como iba a reaccionar mi familia, sobre todo mi mamá.
Los días pasaron y uno saca fuerzas de donde no tiene y por lo que se tiene en la pancita uno se enfrenta con toda la humanidad si fuese necesario, al final la familia te apoya y uno sigue adelante. Me casé cuatro meses después con Harold, mi amigo querido y el padre de mi gordo. Después de toda la alegría del matrimonio, de la fiesta, de irse a vivir juntos, viene la realidad y vienen las citas medicas y ahí comenzó la prueba mas dura.
Tenía 3 meses cuando empezaron las consultas ginecológicas. El médico que conocía mi enfermedad y los riesgos de seguir con el embarazo, me recomendó el aborto como la única solución, ya que después de tomar durante tantos años medicamentos tan fuertes, mi cuerpo estaba envenenado y podía ocasionar mucho daño al bebé.
Tome la decisión de tenerlo, si Dios me había permitido estar embarazada y Él lo había puesto con su Santa Mano en mi vientre, yo no era quién para quitarlo de ahí. Mi embarazo fue muy difícil, muy doloroso, porque a pesar de tener mucha fe en Dios, también uno es humano, con debilidades y se piensa en muchas cosas.
Mi parto fue muy duro, casi 16 horas de labor, sin embargo en lo único que pensaba era en ver a mi gordito, en revisarlo, en poder besarlo y decirle cuanto lo amaba indiferentemente de cualquier  defecto o impedimento físico que tuviese. Para GLORIA Y HONRA de Dios, mi gordo nació sano, precioso y lleno de vida.
Ya Sebas tiene 11 años, esta en 5to grado, es un niño inteligente, inquieto, hablantín, amoroso y llena mi vida de ilusión, es el motor que impulsa mi vida, si tuviese que retroceder el tiempo, volvería a tenerlo una y otra vez, volvería a pasar por todo, porque desde que el nació mi vida tiene  mas sentido que nunca.
Hemos vivido muchos momentos difíciles, el padece de una enfermedad llamada psoriasis, es muy duro para un niñito, sin embargo con el apoyo de mucha gente linda (ángeles) y sobre todo la ayuda de Dios, hemos aprendido a vivir y a luchar con eso. A veces mi corazón de mamá se hace pedazos, cuando pienso, que este padecimiento es por culpa de mi enfermedad, aunque los médicos me indiquen que no hay relación, uno como madre es tonto y piensa muchas cosas.
Entre Sebas y yo existe un lazo muy grande, somos amigos, confidentes y nos amamos intensamente, he cometido con el muchos errores, (¿qué padre no lo ha hecho?) pero tratamos de llevar una relación bonita, llena de momentos especiales, "apapachos" y sobre todo confianza, el uno con el otro.
No imagino mi vida sin él, en verdad que cada día que pasa este sentimiento crece y no dejo de agradecerle a Diosito por un regalito tan maravilloso, el amor que nos une es inmenso.
Espero que este pequeño relato de mi embarazo, pueda servir de aliento para alguna persona, todo se resume en fe en Dios, porque Él está ahí siempre a nuestro lado, cumpliendo los deseos de nuestro corazón.