miércoles, 8 de junio de 2011

Estimule a su hijo auditivamente



Nathalia Calderón
Directora del CELA (Centro Especializado en Lenguaje y Aprendizaje).
Terapeuta de Lenguaje, Máster en Psicopedagogía, Máster en Administración Educativa y Licenciada en Educación Especial. Especialista en problemas de aprendizaje UNED.
Colaboradora del programa "Buen Día" 


Estimule auditivamente a su hijo (a).

El habla, el lenguaje y la audición son una parte importante de la vida de su hijo. El habla se describe como la capacidad de emitir sonidos, mientras que lenguaje va más allá de esto y se refiere a la habilidad de comprender y utilizar estos sonidos. La audición es necesaria para el desarrollo adecuado tanto del habla, como del lenguaje.
El lenguaje es un instrumento básico para la relación interpersonal; es un acto de comunicación que permite intercambiar ideas y emociones. Se halla estrechamente unido a la inteligencia y al pensamiento ya que para llegar al lenguaje tenemos que ser capaces de imaginar y recordar, tener el símbolo de las cosas sin que éstas estén delante.  Por tanto se  considera una de las condiciones humanas más importantes, ya que permite que el hombre evolucione, por lo tanto, el hablar de un modo claro y comprensible, constituye un requisito fundamental para la vida útil.  El no contar con esta posibilidad para comunicarse con los semejantes, puede limitar muchos aspectos de la cotidianidad.    Es básico tomar conciencia  de la importancia del lenguaje oral como instrumento  por excelencia, utilizado por el ser humano para establecer comunicación con sus iguales.    
Cuando en la familia se vive un ambiente estimulante y educativo se favorece el desarrollo lingüístico del niño,  todos los niños y niñas necesitan cierto grado de estimulación. De ahí se deriva la importancia que juega además la estimulación auditiva en el aprendizaje del lenguaje total.   
Es importante recalcar que la audición es más responsable del aprendizaje de la lectura y la escritura que la visión. Si bien la lectura requiere de una buena capacidad visual para que se adquiera normalmente, un niño que nace ciego puede aprender a leer y a escribir, hecho que logra por medio del sistema Braille. Esto sucede gracias a que esos niños, al tener una buena audición, no tuvieron problemas para desarrollar su lenguaje oral, el cual es la base para la adquisición del sistema constituido por la lectura y la escritura.  Es por eso que no debemos olvidar que leer es pensar y escribir es pensar por escrito. Además, una buena discriminación auditiva lleva a una correcta comprensión lectora.
El entrenamiento auditivo es vital y deberá iniciarse con el descubrimiento y análisis de “ruidos naturales”, que en forma organizada y planificada conduzca al niño a la apreciación de las diversas cualidades sonoras (nivel pre- musical).
La mayoría de los niños oyen y escuchan desde el nacimiento, aprenden a hablar imitando los sonidos que tienen alrededor, las voces de sus seres queridos.    Ya que nuestro lenguaje, es un lenguaje de sonidos, compuesto de sonidos como las consonantes y vocales.   Lo anterior conlleva que la corrección del lenguaje oral esté íntimamente ligada a una percepción auditiva adecuada.  La cual tiene un papel esencial efectivamente en el desarrollo del lenguaje, pues del oído depende la comunicación acústica con el exterior.  Considerando por tanto al lenguaje oral como el elemento activo y a la audición como el elemento pasivo.    Para conseguir una correcta articulación de los fonemas es fundamental una audición correcta.


Algunas estrategias para una adecuada estimulación auditiva:

En los primeros años:

Mover juguetes musicales, invitando al niño a buscar la fuente sonora y relacionando el ruido con el movimiento.  Hablarle desde diferentes sitios, susurrarle al oído, cantarle canciones infantiles, ponerle música variada, variar el tono de voz, mostrar libros con grandes ilustraciones, nombrarle los objetos mientras se los vamos mostrando.

De 2 a 4 años:
Describirle las acciones que realiza el protagonista de un cuento, llenar frascos con diferentes materiales, para apreciar las diferencias sonoras en un frasco de vidrio.

De 4 a 6 años:
Leerle cuentos y formularle preguntas sencillas.   Identificar sonidos producidos por el cuerpo (palmadas, saltos y otros).  Nombrar objetos según una característica dada, dime algo que sea azul?

De 6 a los 7 años:
Seguir órdenes sobre un papel, clasificar objetos que van juntos, dar secuencias de números, letras o palabras y que el niño las repita.  Memorizar versos, trabalenguas, adivinanzas. 

Otros ejercicios que enriquecerán el área auditiva:

  1. Repetir canciones o poemas que riman. Por ejemplo: "Aserrín, aserrán los maderos de San Juan..."
  1. Inventar palabras que riman. ¿Cuántas palabras puede encontrar que riman con la palabra gato?
  1. Hablar sobre los primeros sonidos de palabras conocidas. Pregúntele al niño: ¿Qué sonido escuchas al inicio de tu nombre? ¿Conoces alguna otra palabra que comience con el mismo sonido?
  1. Diseñar un libro familiar. Tenga una fotografía de todos los integrantes de la familia y encontrar  fotografías de objetos que comiencen con la misma letra de su nombre.

Ante la menor sospecha de que el niño o niña no escucha correctamente consulte a un especialista en el campo.

¡Con pequeños pasos, grandes avances..!

Bibliografía de apoyo:


Beirute, L. otros.  (1995). Colección: Ayudemos a nuestros niños en sus dificultades escolares.  Editorial Universidad de Costa Rica. 
Bustos, M. (1995).  Manual de Logopedia Escolar.   Madrid, España: CEPE.
Bustos, I. (1999). Discriminación auditiva y Logopedia.  Madrid, España: CEPE.
Condemarín, M. y otros. (1995).  Madurez Escolar.  Madrid, España:  CEPE.
Jiménez, J. otros. (2000).  Corregir problemas de Lenguaje.  Barcelona, España: RBA.
Juárez A. y Monfort, M. (1989).  La estimulación del lenguaje oral. Madrid, España: Santillana,
Méndez, J. (1995).  Áreas de corrección para niños con problemas de aprendizaje y su control.  PROMECE.